En Francia, casi la mitad de los empleados dicen estar insatisfechos con la formación que les ofrece su empresa. Lo que significa que el 50% de los empresarios no han logrado implementar un programa de recualificación de recursos humanos. He aquí algunas buenas razones para hacerlo.
La formación en la empresa ayuda a fortalecer las habilidades
El empleado es el primero en beneficiarse de la formación interna. Independientemente de su número de años de experiencia, necesitan adquirir nuevas habilidades para mantenerse al día. La sesión proporcionada por Edflex.com puede estar relacionado con el uso de equipo adquirido recientemente por el empleador.
En la era digital, es importante actualizar la cultura digital. Muchas empresas ofrecen cursos de informática de oficina para su personal. Algunas empresas invierten en software empresarial. Otros están explorando otras actividades como parte de su transformación digital.
Naturalmente, el cambio suscita resistencias, pero los empleados que se niegan a formarse para no salir nunca de su zona de confort se exponen inexorablemente al desempleo. Si se aventuran en este ámbito, acabarán siguiendo la formación impartida por Pôle Emploi. Los trabajadores que participan en los desafíos que enfrenta su jefe y aceptan adquirir nuevas habilidades aseguran sus puestos.
Entrena para ganar un ascenso
A lo largo de su carrera, los empleados aprenden nuevas habilidades. Ya sea que se adquieran internamente o en otro lugar, el empleador valora los conocimientos adicionales. Tras la formación continua que ofrece su “box”, el empleado podrá obtener un aumento salarial. Lógicamente, sus conocimientos adicionales aumentarán su responsabilidad y su carga de trabajo.
Para aspirar a ascender y llegar a lo más alto de una empresa, es fundamental ampliar los horizontes. Un empleado con un CAP simple, pero formado en todos los oficios que se practican en una fábrica, podrá acceder a la condición de jefe de taller. Incluso podría aspirar a ser director, pero tendrá que realizar cursos de administración fuera del horario laboral.
Para el empresario, un empleado al que le gusta aprender es un “bromista”. Al entrenar regularmente, esta persona gana en versatilidad. Este tipo de perfil es imprescindible en los negocios, especialmente ante la volatilidad de los recursos humanos. En definitiva, la formación continua hace que el personal sea más fidelizado y, sobre todo, eficiente.
Cualificar la fuerza laboral para aumentar la productividad
Para el empleador, la educación continua requiere una inversión. Los honorarios de los ponentes externos tienen un precio. A esto se suma el coste de las horas de trabajo dedicadas a las sesiones de aprendizaje. Estos gastos son rentables gracias a la productividad que aporta el nuevo know-how. En resumen, las empresas modernas no tienen otra opción que capacitar a su personal para que siga siendo funcional y eficiente.
El entrenamiento desencadena una reacción en cadena. El empleado ascendido tiende a ser más productivo. Si es una persona creativa o un directivo, sus nuevas ideas pueden ayudar a la empresa a destacarse de la competencia. Este empleado será recompensado y será aún más eficiente.
Finalmente, la formación profesional es una forma de retener a los miembros de un equipo ganador. Aunque esté relativamente bien pagado, un empleado que crea que no está progresando en su trabajo puede aburrirse de él. Paradójicamente, las empresas que saben cómo adquirir y retener talento siguen siendo eficaces. Incluso se benefician de una excelente imagen de marca.